Epitafio de un olvido.
Quema la vida
y siento un mundo
forjarse de a pocos
De muertos llenaste
cada día; de mañana
vi morir mi alma.
Y siento mucho, mujer
que fue ajenjo
lo que lanzó tu boca
El veneno eterno
serpiente antigua
que me enamora
No dejes al día
cerrar mis ojos
sin verte surgir
Porque tus alas
son tan enormes
que te ciegan.
Y caminas a tientas
y tropiezas en mí
y maldices mi nombre
Porque cada nombre
que derrama tu miel
por mi mano es hecho.
Sabes que pronto
vestiré mi alma
como quien tiene frio
y te daré el calor
de mis manos
y de mi vida.
Y no vendrás más
a mi llamado
pues no estarás
ni yo te llamaré,
hija de Lilith,
porque habré partido.
Partiré como quien
rompe las hojas
de su árbol muerto
y beberé tu savia,
seremos mucho más
que el mismo amor.
Saca tu pluma, mujer
y escribe en piedra:
Hoy mataré al amor
le daré otro nombre
y renovada será
nuestra nueva lengua.
José Quirós