Tormentas de sudor- Katia Márquez
martillando mi ilusión marchita a diario,
llorando cada lágrima con lágrimas
de un dolor incomprendido y solitario.
Me refugié en tormentas de sudor y de fuego,
y me quemé las carnes con el hielo
de cicatrices que nunca se cerraron
pues no pude coserlas con mis manos.
Pero sobreviví, no sé bien cómo,
crecí sin inocencia y entre dudas
y sin tiempo para habitar mi cuna.
Seguí adelante sin temor al miedo,
recogí los despojos de mi ego
y convertí mi oscuridad en luna.