Disculpe, pero…
que me desgarré el alma por quererla,
todo el tiempo contaba conmigo,
en los momentos fáciles también difíciles,
siempre contó con mi presencia.
Nunca le falté;
no estuve ausente en sus noches tristes,
pero usted
siempre me conservó en el olvido,
en el rincón de la amargura,
nunca me anheló.
Disculpe pero…
Ya no la puedo amar,
es difícil para mí
revivir un sentimiento que se fue,
vivir de algo que no existe,
que se esfumó con el tiempo.
No la puedo amar.
Al verla lejana,
no vuelan mariposas en mi vientre,
se fue la emoción por decirle que la quiero,
por tocar sus manos,
verla a los ojos.
Disculpe pero…
Ya no la puedo amar.
G.H