La ingrata
No intento acercarme, pero intentaré mirarle a los ojos, y cuando eso suceda espero no se asuste la fiera, pues nadie sabe a quién mira o que otro tipo de demonio puede encontrar en el camino,
no soy simplemente un artista, más que eso, soy un soñador, un hombre con convicción y ambiciones.
Mi más bella ambición está ahora siendo presa de los brazos del viento que sutilmente le abrazan la acaricia y le hace el amor como nunca mientras cierra los ojos y se deja llevar por el único viento capaz de acariciarla sin terminar lastimado en sus garras.
Ella es aire, ese aire que respiro y cuando me ignora me quita su aire, ella no es mía ni lo será de nadie, pero en mi mente me despierto y lo más bello que tengo es su sonrisa, sonrisa de demonio, sonrisa de afecto, sonrisa que a mí mismo me ha dado un suspiro y si con esto no rimo es porque mi mente está cansada pero mis brazos están abiertos por si en algún momento ella agoniza…
Manu Ortega