Juro.
No como quien sostiene
un carbón ardiente,
ni como quien embolsa
el aire en sus manos.
No como a un pájaro
que muere enjaulado.
Juro que te deseo cerca.
No tanto como a mi sombra,
ni como quien aprisiona
un alma libre.
No como el reflejo
de tus peores días
en un espejo quebrado.
Deseo sostenerte en el aire
y regresar de cuando en cuando.
Te quiero cerca mío
pero tan tuya
que el poseerte sea
préstamos a corto plazo.
Juro que deseo amarte.
No como quien busca
pedacitos de luz afuera,
cuando dentro arde una llama.
Quiero amar no solo el árbol,
sino sus frutos, sus raíces
y las aves que por él pasaron.
Juro que mi deseo contigo
es que te veas a ti misma
tan enorme
como te miro cuando caes
y te levantas.
Juro que jamás te quiero mía,
pues te amé tuya.
Y juro cantarte canciones
y callar cuando ya no me quieras.
Juro que mis palabras
no viajan con el viento.
En la más roja de tus lunas
sostendré arriba tu cabeza.
Lo juro solemnemente
mujer:
no te quiero mía,
pero te quiero cerca.
José Quirós