Conductores suicidas -Joaquín Sabina
sin despeinarte por el agudísimo filo
de la navaja de esta espídica ciudad...
Sabías hacer turismo al borde del abismo
pero creo que de un tiempo a esta parte
te has deslizado al lado marrón,
tú que eras un maestro en el difícil arte
de no mojarte bajo un chaparrón.
Buscando en la basura un gramo de locura,
dime que es falso que ya nunca escribes
que has empeñado el reloj de Raquel,
que tu corazón no halla quien lo motive,
que has perdido siete quilos en un mes.
¿Cómo te has dejado
llevar a un callejón sin salida,
el mejor dotado
de los conductores suicidas?
"No es asunto tuyo -me dirás - y punto"
pero reconoce que es crudo aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar,
y búscate la vida, en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar,
muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar,
así que tú ni caso,
por no agobiarte paso
de hacerte la cuenta de las papelinas,
de que no te fíe ni Rafa el del pub,
de que vendas chapas en ciertas esquinas,
de que te conozcan en cada hospital.