Mayo 1997



Las últimas lunas he dormido bajo una misma sensación, llegas a mis sueños como el amor y el odio, inseparable de mis pensamientos, atada como un recuerdo, cada mañana te deseo más, y al caer la noche quisiera no quererte aún. Quisiera olvidar las últimas semanas, en especial aquellos días en que tu piel era más tangible de lo que mis manos creen, aquellos donde tu aroma perduraba en mí las 24 horas. Quisiera olvidar tu sonrisa perfecta, tus labios de deseo y tus ojos de miel.
Para mi desgracia cada que digo esto, sólo me engaño, trato de no pensarte para no sufrir. Pero la verdad es que ya he comenzado a quererte, inicié a imaginar tu sombra y la mía, juntas, refugiadas de la lluvia, abrazadas en invierno, caminando bajo las bellas copas marrón de los árboles de otoño, buscando refrescarse del calor de verano y disfrutando del campo en primavera. Sin embargo, no tenemos más que un par de charlas, prometedoras de un futuro infértil. Un futuro en el cual, “Nosotros”, es una ilusión vana de mi mente.
Es mentira cuando me evitas por miedo a lastimarme, dijo tu boca, tu bien sabes querida, que el temor al dolor es tuyo y para ti. Yo no tengo la culpa de tu pasado y realmente lamento aquello que hoy te aleja de mí. Y para no mentirte, no llenaré tu mente de promesas que no pueda cumplir. Soy un simple mortal, sangraré si me cortas, lloraré si me hieres. Soy como cualquier otra persona, llena de malas virtudes y hermosos complejos, porque no espero agradar con lo mejor de mí, necesito que me quieras con toda la basura que soy.
El amor es un juego de azar, quizá el mejor de todos. Amar es reír y llorar, es sonreír cuando mueres de tristeza, es decir sí a los platillos que no te gustan, es ver las películas que te aburren, visitar a los familiares que detestas, esperar mientras se prueba un vestido que ambos saben, no comprará. Un lapso feliz te lo puede dar cualquiera, y quitártelo a placer, quien te ama va estar incluso cuando su huso horario sea diferente al tuyo. Ser feliz en los momentos más alegres es amar, causar alegría y tranquilidad en los peores momentos es superior.
Tal vez no sea yo quien deba verte al amanecer cada día, tal vez no sea yo de quien te despidas en las noches, tal vez yo no sea nada en tu vida, y sólo tal vez con algo de suerte, pueda volverme todo para ti. Sin importar el lado de la moneda, no dejes que el miedo te detenga, vive lo que tengas que vivir, llora hasta no sufrir, ríe hasta perder la voz, caminar hasta el cansancio, quiere de una forma tan bella como tú, quiere de una forma que ni tú conozcas.
Gracias por ser la musa de estas líneas.


J. Raúl Martínez Valderrama


También te puede interesar :Mares de tormento "

Entradas más populares de este blog

Escondido y lejos - Mario Benedetti

Escondido y lejos - Mario Benedetti

Cotidiana I - Mario Benedetti

De carne y hueso - Edgar Oceransky

La misma pócima - Mario Benedetti

Desamor

Hilo rojo