Desde el altar a la tumba
Cuando llegue a nuestra casa
déjame sentarme a tu lado
rodearte por tu cintura
y quedarnos abrazados.
Déjame mirarte a los ojos
y con un tono muy bajo
decirte no te preocupes
por las deudas o el trabajo.
Que los niños se pelearon
que no hicieron la tarea
que estar así todo el día
a cualquiera lo marea.
Que todos los días es lo mismo
que la rutina te agobia.
Pero quiero que me escuches
y tengo dos razones obvias
tantos años de casados
y para mi tú eres mi novia.
Ya no soy aquel muchacho
con esa pose de artista
y con el paso del tiempo
ya no soy tan detallista.
Y aunque no sea perfecto
y ya haya envejecido
con todos esos defectos
ustedes son lo que más he querido.
Se qué no se los demuestro
porque soy él que habla fuerte
él que regaña a los niños
y pone todo al corriente.
Pero la realidad es otra
de la que tú te imaginas.
Cuando estoy en el trabajo
y ya todo me alucina
porque está lloviendo fuerte
o nos cayo la neblina
Pensar qué ustedes están bien
es mi mejor medicina.
Se qué no soy muy bueno para frases amorosas
Para recordar cumpleaños
o para regalarte rosas...
Por eso déjame llegar a casa
y con un beso apasionado
decirte cuanto te amo
ya que nunca lo he expresado.
Y cuando pase por tu mente
que tu mundo se derrumba
yo siempre estaré presente
desde el altar a la tumba.
Marcos Garduza Medina
También te puede interesar: "Cuando ya no esté aquí"