Cuando no estés - Katia Márquez

Cuando no estés,   soportaré sin miedos,  esperaré sin dudas,  congelaré el deseo.
Cuando no estés,
puede que mis mañanas sean como un río sediento,
como un sol a oscuras,
como nieve mojada,
como una primavera invernal.

Cuando no estés,
puede que siga buscándote en la luna,
que me mire al espejo y no me reconozca,
que camine y camine y seas mi sombra,
que me desnude ante la nada,
que te pregunte y no respondas,
que no soporte otra mirada.

Cuando no estés,
tal vez no encuentre un alimento
que sacie mi hambre de tu alma,
mi nostalgia de sentir tus manos,
mi ambición de poseer tu esencia,
mi necesidad de tu presencia.

Cuando no estés,
por mucho que lo piense,
no sé que voy a hacer...

Por más que intento descubrir una respuesta
no me surge otra opción en la cabeza,
no se me ocurre otra manera de lidiar con la angustia
que no sea callar y soportar la pena,
las tarde y tu ausencia.

Cuando no estés,
soportaré sin miedos,
esperaré sin dudas,
congelaré el deseo.

Y cuando estés,
cuando mis ojos ya desinfectados por el llanto
brillen enardecidos ante ti,
cuando se apague la tormenta melancólica
que feroz me abrazaba como fuego,
cuando la soledad no sea un eterno desafío,
y tu caricia vuelva a ser mi abrigo,
descansaré,
me dormiré contigo,
me abrazaré en tu paz
y volverá mi verso detenido.

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